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San Miguel de los Baños se encuentra situado en la provincia de Matanzas, Cuba, a unos 150 Km aproximadamente de Ciudad de la Habana y en el centro de la provincia de Matanzas, a solo unos 40 minutos de la hermosa playa de Varadero, al Norte; y relativamente cerca de la Ciénaga de Zapata; importante Reserva Natural al Sur. Cuenta la historia que allí en aquel mismo lugar, hace muchísimos años, existieron algunos asentamientos aborígenes llamados Siboneyes, vivían sobretodo de la recolección, la caza, y alguna incipiente agricultura y se han hallado depósitos arqueológicos que así lo demuestran con restos de puntas de lanzas y flechas de cuarzo. Llegados a la época colonial española, encontramos en Matanzas una poderosa industria azucarera con numerosos ingenios y centenares de miles de negros esclavos traídos de África como mano de obra. En diversos lugares cercanos a San Miguel existían entonces numerosas dotaciones de esclavos sobre los que caía el peso de la producción de azúcar; es en este contexto donde parece comenzar la historia de San Miguel de los Baños, hasta entonces, un paraje más desconocido dentro de la geografía cubana. Dicen que existió por aquel entonces un negro esclavo llamado Miguel, “que llegó a inhabilitarse para el trabajo por estar afectado de una grave enfermedad de las vías digestivas, y que tenía, además, ulcerada una de las piernas, bajo cuyas condiciones desapareció del batey”; así reza una publicación de la época llamada “Matanzas Contemporánea – Guía Provincial”. Aunque la publicación no abunda a profundidad, es conocido el abandono a su suerte en el monte de los esclavos enfermos que ya no servían para trabajar, lo hacían también con los viejos y en aquel entonces era algo normal. Las habladurías de la época parecen ponerse de acuerdo para conformar una historia donde habla del regreso del negro Miguel a la hacienda completamente curado de sus males, después de haber permanecido por un tiempo en lo que se conoce hoy como San Miguel de los Baños. Refugiado en una cueva, que hoy se conoce con el nombre de “La Cueva del Negro”, bebió de unos manantiales que abundaban por allí, y se bañó en otro, estregándose también con fangos del lugar, las úlceras cicatrizaron y sus males de estómago desaparecieron. A partir de entonces, los dueños y el médico del ingenio de Miguel, comenzaron a asistir allí para atender a sus esclavos enfermos donde se lograban curaciones sorprendentes. Más adelante; corrida la voz, numerosas familias enviaban a sus esclavos anticipadamente y se construían rudimentarios albergues donde poder pernoctar por algún tiempo y disfrutar de las bondades del lugar, pródigo también de inmejorable clima y esplendorosa vegetación. Así aparece el primer hotel de dos plantas y un cuartel de la Guardia Civil, así como algunas pequeñas residencias. En un inicio uno de los problemas que tenía San Miguel eran los caminos de acceso, algo que imposibilitaba el acercarse a no ser a través de mulos guiados por arrieros, quienes también venían desde los más distantes lugares a llevarse el agua milagrosa. En 1868 importantes científicos deciden analizar las aguas, y llegan a la conclusión de que en San Miguel las aguas tenían sobradas razones para la cura de enfermedades de las vías digestivas y urinarias, para la artritis y afecciones de la piel, siendo declaradas entonces en 1892 de Utilidad Pública por la Diputación Provincial de Matanzas, recomendando la construcción de caminos adecuados para el acceso a ellas. La Guerra de Independencia cubana retrasa estas aspiraciones de San Miguel y continua en el mismo aislamiento de siempre y una vez constituida la República no están resueltos aún los problemas de caminos de acceso y sus manantiales permanecen completamente abandonados y las construcciones destruidas, en parte producto de la guerra. Parece ser, según la historia contada por “Matanzas Contemporánea, Guía Provincial”, es el Doctor Manuel Abril quién adquiere una finca donde brotan los manantiales y consagró gran parte de su vida a dotar a San Miguel de la importancia que requería; de esta forma comenzó un interés generalizado por el lugar y se logra dar solución a lo que fue su talón de Aquiles, el acceso al lugar, construyéndose la importante vía que le conectara con la Carretera Central y la Estación de Ferrocarriles de Coliseo, pueblo cercano. Estas obras fueron secundadas por gran cantidad de personas que decidieron establecer residencia en el lugar conformándose, poco a poco, el pueblo que ha llegado a nuestros días. El Gran Hotel Balneario es el estandarte de toda una serie de importantes construcciones de la época, a él se suman tres hoteles más: el San Miguel, el Cuba, y el Villaverde, hermoso hotel de madera, estilo colonial americano, desaparecido hoy. La prosperidad de San Miguel de los Baños se hace realidad paulatinamente desde los años 20 del siglo pasado, asentándose propiedades en el lugar con casas de verano o descanso de importantes familias acomodadas. El pequeño pueblo, dotado para su época, de todas las bondades de la ciudad moderna, goza de gran prestigio por el buen hacer de sus hoteles, restaurantes, casas de huéspedes, casinos de juego etc. Comentan los vecinos del lugar que en los largos veranos, los lujosos autos americanos aparcaban defensa con defensa y la vida social era bastante intensa. Sus aguas medicinales atraían a muchas personas aquejadas de las más diversas dolencias, junto a esto se ofertaba diversas distracciones como excursiones a pie o a caballo por los bellos parajes del lugar, bailes, tennis, swimmig, y una cocina de primera, aparte de sus lujosas salas de juego. San Miguel de los Baños llegó a ser un referente para América, según la prensa de la época, llegándose a ganar el sobrenombre de Paraíso de Cuba. Lo que sucedió después todos lo conocen; San Miguel de los Baños, El Paraíso de Cuba, fue absolutamente abandonado a su suerte y su destrucción se fue produciendo paulatinamente, como tantos y tantos lugares de Cuba que otrora fueron magníficos lugares, siempre existieron amagos de restauración y rescate de sus hoteles y aguas, pero ante los ojos atónitos de todos, sus hoteles iban cayendo uno tras otro. El magnífico Hotel Villaverde, una excelente muestra en madera del estilo Colonial Americano, como muchas casas del pueblo, fue demolido debido al deterioro en su fatal abandono, otros le siguieron, entre ellos el coloso Hotel Balneario al que le fueron saqueadas hasta los bellos mosaicos de sus pisos, sus ventanales de persianería francesa, etc … el vandalismo se hizo una constante en San Miguel. La restauración de San Miguel de los Baños y el rescate de sus magníficas aguas será un reto sobre todo por las enormes inversiones que se necesitarán para devolverle el esplendor que un día tuvo. A fecha de 2015 hay un intento de restauración del Hotel Balneario, al menos ha sido cercado para protegerle, nada más, y nosotros intentaremos junto a los vecinos del pueblo seguir protegiendo nuestras casas del deterioro en que se ha visto envuelto todo el pueblo y comenzar a devolver con el turismo el significado de este lugar. San Miguel está enraizado en la memoria de muchos de sus vecinos, en muchos de los que allí un día estuvieron y se quedaron prendado de aquel maravilloso lugar, esperemos que en el futuro se le pueda devolver la vida a este maravilloso lugar que un día ostentó el muy bien ganado sobrenombre de El Paraíso de Cuba. |